
Muy interesado por la bioconstrucción, desde su etapa como aprendiz de carpintero, Manuel Gayete siempre pensó que “las cosas se pueden hacer de otra manera”, y comenzó a tener claro lo que deseaba integrar y lo que no quería replicar en el futuro. En el trato con los clientes, la elección de las herramientas, de los materiales… Y también hacia los trabajadores.
“Tu proyecto profesional crecerá tanto como crezcas tú como persona –remarca Manuel Gayete-. Hay que disfrutar del trabajo que se hace, empatizar con el momento del cliente, del proveedor y del empleado o colaborador, sin generar más presión de la que, ya de por sí, existe en una obra o una reforma. No podemos ir por los hogares e instalaciones comerciales como si estuviésemos apagando fuegos”.
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